El cáncer es una de las principales causas de muerte a nivel mundial y representa un grave problema de salud pública. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de un tercio de los casos de cáncer pueden prevenirse mediante la adopción de hábitos saludables, por ejemplo, en la alimentación.
Y es que factores como el tabaquismo, la inactividad física, una dieta poco equilibrada y el consumo excesivo de alcohol aumentan el riesgo de padecer esta enfermedad.
La prevención del cáncer requiere la incorporación de un estilo de vida saludable, donde la alimentación y la actividad física juegan un papel fundamental.
Mantener un peso saludable es clave, ya que la obesidad está relacionada con un mayor riesgo de varios tipos de cáncer. Es fundamental ser físicamente activo, ya que el ejercicio ayuda a reducir la inflamación, regular las hormonas y mejorar el sistema inmunológico.
Alimentación para la prevención del cáncer
Una dieta rica en cereales integrales, frutas, verduras no almidonadas y legumbres aporta fibra, antioxidantes y compuestos bioactivos que protegen contra el cáncer.
Limitar el consumo de alimentos procesados y de comida rápida es importante, ya que estos productos suelen contener altos niveles de azúcares, grasas saturadas y aditivos químicos que pueden incrementar el riesgo de enfermedades crónicas.
Reducir el consumo de carne roja y evitar carnes procesadas también es recomendable, ya que estudios han demostrado que el consumo excesivo de estos productos se asocia con un mayor riesgo de cáncer colorrectal.
Beber suficiente agua y limitar las bebidas azucaradas ayuda a mantener un peso adecuado y reduce el riesgo de enfermedades metabólicas.
Asimismo, reducir o evitar el consumo de alcohol es clave, pues se ha vinculado con un mayor riesgo de varios tipos de cáncer, como el de hígado, mama y de esófago.
Para fortalecer el sistema inmunológico y disminuir el riesgo de cáncer, es fundamental consumir alimentos ricos en vitaminas, minerales y antioxidantes. Las frutas y verduras como zanahorias, espinacas, pimientos, fresas y arándanos contienen antioxidantes como el beta-caroteno y la vitamina C, que protegen las células del daño oxidativo.
Los frutos secos y semillas, como almendras, nueces y semillas de chía aportan grasas saludables y vitamina E, que fortalecen las defensas del organismo. Los pescados grasos, como el salmón y la sardina, son ricos en ácidos grasos omega-3, conocidos por su efecto antiinflamatorio y protector contra varios tipos de cáncer.
El ajo y la cebolla contienen compuestos sulfurosos con propiedades anticancerígenas, mientras que el jengibre y la cúrcuma poseen efectos antiinflamatorios y antioxidantes que benefician la salud en general.
Finalmente, el yogur y otros alimentos fermentados favorecen la salud intestinal, lo que repercute positivamente en la inmunidad y en la reducción del riesgo de enfermedades crónicas.
Tips para una vida más saludable
Adoptar un estilo de vida saludable no significa hacer cambios drásticos de un día para otro, sino incorporar poco a poco mejores hábitos. Algunas recomendaciones para lograrlo incluyen:
- Planificar comidas nutritivas y variadas, incluyendo todos los grupos de alimentos esenciales.
- Cocinar en casa con ingredientes frescos, en lugar de consumir comida rápida o ultraprocesada.
- Buscar formas de mantenerse activo, como caminar, usar bicicleta o practicar deportes.
- Mantenerse hidratado y elegir agua como bebida principal.
- Descansar adecuadamente, ya que el sueño de calidad también influye en la salud general.
No existe una única actividad física o dieta perfecta para todos. Cada persona tiene diferentes necesidades y condiciones de salud, por lo que es importante encontrar las estrategias que mejor se adapten a cada estilo de vida. Lo esencial es mantener una alimentación equilibrada y moverse regularmente, ya sea caminando, bailando, nadando o practicando cualquier otra actividad que sea disfrutable y sostenible en el tiempo.
Prevenir el cáncer está en nuestras manos, a través de una alimentación saludable y un estilo de vida activo. Adoptar pequeños cambios diarios puede marcar una gran diferencia en la reducción del riesgo de esta enfermedad, mejorando la calidad de vida y promoviendo el bienestar a largo plazo.
Lic. Mónica Marín Olguín
Docente INSUCE
Licenciada en Nutrición y Bienestar Integral por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Ciudad de México (TEC de Monterrey CCM), con un diplomado en Nutrición Deportiva Aplicada por la Universidad Intercontinental (UIC).
Docente en nivel superior, con experiencia impartiendo asignaturas de trastorno de la conducta alimentaria, nutrición infantil, en el adulto mayor, en la lactancia materna y nutrición relacionada con diversas enfermedades.
Adicionalmente, cuenta con experiencia en nutrición clínica y atención a pacientes deportivos.
LinkedIn: www.linkedin.com/in/mónica-marín-olguín-ab5327201
Referencias:
- Emilia, M. G., Moschella, F., Navarro, D., Reyes, E., & Vargas, M. (s. f.). Dieta, estado nutricional y riesgo de cáncer. https://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S000406492014000400007
- López-Plaza, B., Loria-Kohen, V., González-Rodríguez, L. G., & Fernández-Cruz, E. (2022).Diet and lifestyle in cancer prevention. Nutrición Hospitalaria. https://doi.org/10.20960/nh.04317
- Robles-Agudo, F., Sanz-Segovia, F., López-Arrieta, J., & De la Ascensión, M. B. (2005). Alimentación y cáncer.Revista Española de Geriatría y Gerontología,40(3), 184-194.https://doi.org/10.1016/s0211-139x(05)74851-4