Katia Rodríguez: de estudiante a guía
“Me considero una persona transparente, amorosa y, sobre todo, apasionada”, dice Katia Rodríguez con una sonrisa que se siente incluso sin verla. Su historia dentro de INSUCE no comenzó como docente, sino como estudiante de la Licenciatura en Educación Nutricional Deportiva. Pero desde el primer día, supo que algo importante estaba por comenzar: “Estar aquí me ha abierto las puertas y la realidad es que la he pasado muy bien”.
Estudiar en INSUCE significó para Katia mucho más que adquirir conocimientos. “Fue la apertura a grandes oportunidades”, recuerda. No solo encontró una formación sólida y cercana al mundo real, sino un entorno donde convivir, aprender y crecer. “Ya no te enfrentas al mundo laboral porque vas muy bien preparado”.
Y es que lo que aprendió no solo le abrió las puertas profesionales, también la transformó por dentro. “A nivel personal, salí de mi zona de confort; aprendí a desenvolverme, a adaptarme. Y a nivel profesional, me formé con buenos conocimientos y una base sólida. Me ayudó a ser quien soy ahora”.
Hay un momento que Katia no olvida: “cuando las clases dejaron de ser clases y se convirtieron en una plática que podría tener con mi mejor amiga. Ahí supe que estaba aprendiendo lo que más me apasiona”. Así, lo que nació como un interés se convirtió en vocación. Hoy, como docente, cumple un sueño que quizá ni sabía que tenía: “Siempre ha sido mi vocación enseñar. Para mí realmente es cumplir un sueño”.
Volver a las aulas, pero ahora desde el otro lado, ha sido uno de los mayores logros de su vida. “Es un regalo porque tengo la oportunidad de ser testigo del proceso y crecimiento de mis estudiantes. Poder contribuir con lo que en su momento la institución me dio, sin duda, es una linda oportunidad”. Y aunque domina la técnica y la ciencia de su área, lo que más desea dejar en sus alumnos es otra cosa: “Que amen lo que hagan”.
Con esa misma claridad, afirma sin titubear cuál ha sido su mayor logro profesional: “Ser docente en INSUCE. Es mi vocación. Contribuir a los sueños de otras personas es algo que me llena muchísimo”.
Hoy, además, Katia se prepara como maestra en Educación y Dirección de Instituciones Educativas, y continúa su camino también como entrenadora personal. Pero nunca olvida de dónde viene. “Formar parte de estos 10 años de aniversario en INSUCE es como sepultar una cápsula del tiempo, y saber que contribuí de forma positiva en ella, es como dejar una huella en la institución. Es un gran regalo”.
A quienes hoy sueñan con estudiar en INSUCE, les deja un consejo sencillo, pero poderoso: “No dejes pasar esta oportunidad. Estás invirtiendo en tu pasión, y eso siempre es redituable”.
Y a toda la comunidad educativa, Katia deja un mensaje para el futuro: “Sigamos transformando vidas, sigamos apasionando a las personas que se interesan por seguir creciendo. Dejemos una huella en ellos”.